Un día de frió, me puse el abrigo y salí como cada día, mi paseo matinal no era más que una rutina para recordarme que todavía me quedaba vida. Camino, no eran ganas lo que me empujaba pero si un poder de no rendirme aun...sabía que debía andar y no pararme hasta que me llegase mi hora...Que otra cosa podía hacer?...Comenzaron a pasar los días duros del agresivo invierno y sin darme casi ni cuenta todos los parques estaban floreciendo y tomando un fuerte pero agradable aroma que todavía podía percibir, el canto de los pájaros era esquisto sentada en un banco con ese fresco y dulce tacto de los rayos de sol en mi envejecida y arrugada piel de abuela...Todo era perfecto para cuando terminase todo...
Tras un largo período de tiempo en esta vida grata y satisfecha de mi entorno, me disponía a prepararme para la marcha, me despedía cada día de todo cuanto veía, de todo cuanto tenía...de todo cuanto amaba y amé...mis días estaban ya contado, como todos supongo ya que nunca sabes cuando llegara tu hora...He bailado, he reído, he jugado, he amado, he vivido...y ahora solo me queda una cosa por hacer, despedirme de todo cuanto he tenido, nada me pertenece ya, lo tenemos todo y nos vamos sin nada...Por eso es que no debemos apoderarnos de nada, todo queda para quien se queda nada es nuestro...todo es de todos y nada es de nadie...me voy como he venido...Eso si os dejo mi cariño y mi recuerdo...
RQL..
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